Discurso pronunciado durante la conmemoración de los 32 años de Acuerdos de Paz, al pie del monumento de El Cristo de la Paz.
Queridos hermanos y hermanas salvadoreñas:
En esta fecha tan significativa para nuestro país, me permito agradecer a Dios por brindarnos la oportunidad de un nuevo amanecer, lleno de esperanza y compromiso por El Salvador.
Envío, asimismo, un saludo fraterno al valiente pueblo salvadoreño, hombres y mujeres trabajadoras, portadores de sueños y esperanzas por un mejor El Salvador.
Extiendo también mi saludo a la nación salvadoreña en el exterior, compatriotas que cada día representan dignamente a nuestro país, en cualquier rincón del mundo.
En este día que conmemoramos la firma de los Acuerdos de Paz de 1992, a nombre de los candidatos y candidatas del FMLN a la Asamblea Legislativa, al PARLACEN y a las alcaldías, y en nombre de nuestra dirigencia y aguerrida militancia, rindo homenaje a las miles de víctimas del conflicto armado: hombres y mujeres, ancianos y ancianas, jóvenes, niños y niñas; quienes, arrastradas por la dictadura que nos impusieron en el siglo pasado, se vieron sumergidas en la más oscura de las noches que le ha tocado vivir a nuestro pueblo: la guerra civil.
Hace 32 años, el 16 de enero de 1992, el pueblo salvadoreño tomó una decisión trascendental: elegimos vivir en paz, en democracia, en libertad. Decidimos decir NO al miedo. Decidimos decir NO a la represión. Decidimos vivir en un país donde se respeten las diferentes ideas.
Ese 16 de enero, el pueblo salvadoreño dijo: Dictaduras, ¡Nunca Más en El Salvador!
Hermanos y hermanas:
200 años de historia nos han enseñado que solo avanzaremos como país, si trabajamos unidos, con fraternidad y mucha solidaridad.
Cada persona es importante, no importa si está adentro del territorio o en el exterior. Si es pobre o es rica. Si es de izquierda o de derecha. Si es religiosa o no. Cada uno es esencial para el desarrollo de nuestra nación. Cada uno es importante para caminar juntos.
Forzar la confrontación entre compatriotas no fue, ni será el rumbo correcto para nuestro país.
Mucho menos lo es la persecución política, el chantaje, la intimidación y el abuso de poder.
Tampoco lo es, el debilitamiento de la Democracia y del Estado de Derecho.
El odio y la división nunca son buen puerto.
El odio y la división nos llevaron a la confrontación.
Compatriotas:
Lamentablemente, nuestra nación ya ha experimentado los amargos frutos de tales divisiones, pagando un alto precio que duró décadas.
Y fue el sacrificio, la vida y la sangre de miles de salvadoreños y salvadoreñas, lo que nos permitió abandonar esas veredas oscuras hace 32 años.
Nosotros, quienes creemos en la democracia, no podemos permitir que esa gesta se olvide.
No debemos dejar que esa gesta democrática caiga en el olvido, aunque nuestros actuales gobernantes nieguen la historia por conveniencia política, y otros lo secunden por ignorancia o por codicia. Traicionan a la patria quienes aplauden las acciones que el actual gobierno realiza en contra de la democracia.
Son ineptos quienes piensan que la historia se puede enterrar con decretos.
Son tontos quienes creen que la verdad se puede borrar con tuits.
Son brutos quienes creen que la historia y la verdad se puede destruir con tractores y almádanas.
Pueblo salvadoreño:
Soy parte de esa generación que luchó por vivir en democracia. Soy testigo del valor y del sacrificio de centenares de amigos y compañeros, que aún en sus últimos momentos, siempre pusieron a El Salvador en el centro de sus acciones heroicas.
Hoy, con mucho respeto y agradecimiento profundo, me presento ante ustedes como el candidato de la izquierda democrática, listo para afrontar esta nueva etapa con valentía y colocando a El Salvador en el corazón de nuestro proyecto.
Me considero un patriota. Un salvadoreño llamado a construir un futuro mejor para nuestros hijos y nuestras familias.
Y por pido su respaldo, su apoyo y su voto. A pesar de la injusticia y de la manipulación que rodea las próximas elecciones, les llamo a apoyarnos frente a la campaña ilegal del aparato estatal y de su candidato inconstitucional.
Los vamos a derrotar con dignidad y con la verdad.
Amigos y amigas:
Este es momento de velar por el futuro del país.
Es momento de apostar por la unidad de las fuerzas democráticas, para defender el futuro de la nación.
Es momento de ver más allá de las posturas ideológicas, para defender al pueblo.
Es momento de apostar por un camino común, en el que todos y todas podamos avanzar juntos.
Mi propuesta es trabajar juntos para construir un mejor futuro para nuestro país.
El Salvador así lo pide.
El Salvador lo merece.
Salvadoreños y salvadoreñas:
Nuestra campaña ha sido directa, popular, respetuosa y cumpliendo la Constitución.
Una campaña valiente, realizada por hombres y mujeres valientes.
Una campaña visitando a la gente, a las comunidades, sin miedo, sin guardaespaldas, y sin camionetas blindadas. Cuidados por Dios y por nuestro pueblo salvadoreño.
Somos la única candidatura que ha decidido recorrer cada rincón del país, desde Perquin hasta Atiquizaya, desde Acajutla hasta La Unión, desde La Montañona hasta Jiquilisco.
Soy el único candidato a la Presidencia que ha visitado los 14 departamentos, dialogando con la gente, escuchando sus quejas, conociendo sus problemas y hablando con franqueza.
Franqueza que me ha permitido proponerles soluciones, pero, sobre todo, comprometerme honestamente a realizarlas al asumir la Presidencia.
Ciudadanos y ciudadanas:
Soy testigo de primera mano que el principal problema de nuestro pueblo es la Economía Familiar. El costo de la vida ha aumentado. El desempleo es mayor, y las personas, especialmente los jóvenes, están emigran en masa hacia otros países.
Por eso hemos diseñado nuestro programa de gobierno “Caminemos Juntos” cuyo objetivo central es mejorar la calidad de vida de la gente y disminuir el alto costo de la canasta básica.
Además, desde que iniciamos nuestra campaña, hemos venido presentado, junto con mis compañeros y compañeras candidatas, nuestras propuestas de políticas públicas: Medio Pasaje, Hambre Cero, Bono de la Dignidad, Municipios Prósperos, Familias Saludables, Nación Salvadoreña en el Exterior, Nación Cultural, Ministerio de los Deportes y Salario Mínimo.
Y nos falta lanzar varias más: Educación, Agricultura, Crecimiento e Inversión, Emprendimiento, Mujeres, Jóvenes, Veteranos, entre otras.
Mi objetivo es convertir esas propuestas en acciones concretas para el bienestar futuro del país. Pero no lo puedo lograr solo.
Necesito un equipo talentoso de hombres y mujeres sensibles a los problemas del pueblo, y dispuestos a acompañarme. Eso es lo que representan los y las candidatas a diputadas del FMLN. Personas valientes. Dinámicas. Dispuestas al sacrificio por el país, en cualquier momento de la historia.
Para ellos les pido su voto, porque necesitamos una Asamblea Legislativa representativa y equilibrada, que sea del pueblo, con diputados y diputadas valientes, dignas y capaces de llevar adelante a nuestro país.
Una Asamblea abierta al debate de altura, que construya legislación en favor del pueblo, fortaleciendo la democracia, y que no le agachen la cabeza a nadie. Que levanten la frente y que digan NO, cuando su presidente Manuel “El Chino” Flores se equivoque.
Compatriotas:
Como FMLN y como candidatos y candidatas, estamos comprometidos con la democracia en favor del pueblo salvadoreño.
Por eso, hacemos un llamado a las instituciones del Estado para que respeten la Constitución y el proceso electoral, y eviten asumir competencias que no les corresponden, apoyando ilegalmente las campañas del proyecto político en el gobierno.
Pueblo salvadoreño:
Las dictaduras son un fracaso, y no queremos que nuevamente, ese sea el destino de nuestro país. Ya en 1992 salimos de ahí y no pretendemos regresar nunca más.
Y no se trata de hablar del pasado, sino de hablar del futuro.
Se trata del futuro del país que nuestro pueblo necesita para vivir en libertad y con justicia social.
Se trata del país al que nuestra nación salvadoreña en el exterior pueda regresar sin temores y con oportunidad de tener salario y vida digna.
Se trata del país en el que nuestra juventud y niñez encuentren oportunidades, y no tengan miedo de ser capturados por sospechosos.
Se trata del país donde las mujeres y las niñas sean respetadas y vivan en libertad.
Para lograrlo, El Salvador necesita vivir en democracia, y eso solo lo conseguiremos trabajando juntos, con valor y determinación, y sobre todo, con amor a nuestra gente, a nuestros adultos mayores, a nuestros migrantes, a nuestra niñez y a nuestra juventud.
Por eso, les llamo a que Caminemos Juntos y que este próximo 4 de febrero, derrotemos a quienes quieren enterrar nuestra democracia, así como lo hicimos el 16 de enero de 1992.
Para que repitamos con fuerza: Dictadura, ¡Nunca Más!
Por eso, invito al pueblo salvadoreño, a mi amado pueblo salvadoreño, a que voten por nosotros.
A que nos den su voto de confianza. Su voto es un voto por la justicia. Un voto por la libertad. Un voto de amor, un voto de confianza en Dios y en su familia.
Quiero finalizar dando gracias al Altísimo y a quienes dieron su vida por nuestra democracia.
Que Dios nos bendiga a todos y todas, y nos brinde la fuerza para Caminar Juntos.
Muchas gracias.
Queridos compatriotas salvadoreños:
En esta fecha especial, agradezco a Dios por brindarnos un nuevo amanecer lleno de esperanza por El Salvador. Saludo al valiente pueblo salvadoreño, hombres y mujeres trabajadoras, portadores de sueños por un mejor país. También, envío mi saludo a la nación salvadoreña en el exterior.
Al conmemorar los Acuerdos de Paz de 1992, rendimos homenaje a las víctimas del conflicto armado. Hace 32 años, el 16 de enero de 1992, elegimos vivir en paz, democracia y libertad, diciendo NO al miedo y a la represión. Esa decisión marcó un «Nunca Más» a las dictaduras en El Salvador.
La historia nos enseña que avanzaremos como país trabajando unidos, con fraternidad y solidaridad. Cada persona es esencial, sin importar su ubicación, situación económica, afiliación política o creencias religiosas. La confrontación, persecución y división no son el rumbo correcto.
Lamentablemente, hemos experimentado los amargos frutos de divisiones, pagando un alto precio. El sacrificio de miles de salvadoreños nos permitió abandonar esas veredas oscuras hace 32 años. No debemos olvidar la gesta democrática, aunque algunos nieguen la historia por conveniencia política.
Como candidato de la izquierda democrática, me presento con valentía, compromiso y amor por El Salvador. A pesar de la injusticia y manipulación en las próximas elecciones, llamamos a apoyarnos frente a campañas ilegales.
Es momento de velar por el futuro del país, apostar por la unidad y ver más allá de las posturas ideológicas. Trabajemos juntos para construir un mejor futuro para El Salvador.
Nuestra campaña, directa y respetuosa, visita cada rincón del país. Como único candidato que ha recorrido los 14 departamentos, escucho las quejas, conozco los problemas y propongo soluciones honestas.
El principal problema es la Economía Familiar. Hemos diseñado el programa «Caminemos Juntos» para mejorar la calidad de vida y reducir el alto costo de la canasta básica. Presentamos propuestas como Medio Pasaje, Hambre Cero, Bono de la Dignidad, entre otras.
Necesito un equipo talentoso y comprometido, representado por los candidatos a diputados del FMLN. Les pido su voto para una Asamblea Legislativa del pueblo, valiente y capaz.
Como FMLN, estamos comprometidos con la democracia. Llamamos a las instituciones del Estado a respetar la Constitución y el proceso electoral, evitando apoyar ilegalmente campañas gubernamentales.
Las dictaduras son un fracaso, y no queremos que eso sea el destino de nuestro país. No se trata solo del pasado, sino del futuro que nuestro pueblo necesita para vivir en libertad y con justicia social.
Les llamo a que Caminemos Juntos y, el 4 de febrero, derrotemos a quienes quieren enterrar nuestra democracia. Invito al pueblo salvadoreño a votar por nosotros, por la justicia, la libertad y el amor a nuestro país.
Agradezco al Altísimo y a quienes dieron su vida por nuestra democracia. Que Dios nos bendiga y nos brinde la fuerza para Caminar Juntos. Muchas gracias.