“A pesar de todos los esfuerzos que venimos haciendo de desmontar esta situación históricamente construida y abrir caminos que permitan inclusión de los jóvenes en todos los ámbitos; todavía tenemos alrededor de 400 mil jóvenes, entre 16 y 29 años, que están excluidos de oportunidades educativas, y de oportunidades para una adecuada inserción económica. De estos 400 mil jóvenes, más de un tercio no tiene escolaridad mínima obligatoria, (…) también este es un país donde la mayoría de las 20 personas que mueren diariamente asesinas son jóvenes, y también son jóvenes la mayoría de personas que forman parte de estructuras criminales que cometen la mayoría de homicidios, extorsiones y robos que afligen a la sociedad salvadoreña. Pero también El Salvador es un país donde más de un millón de personas jóvenes luchan día a día por estudiar, por trabajar, por salir adelante, por aportar a su propia vida, a la de su familia y a la de su comunidad y a la del país”, así resumió Carlos Sáenz, director general de coordinación de gobierno y cooperación internacional de la Secretaría Técnica y de Planificación de la Presidencia, la situación contrastante de la juventud salvadoreña, en el marco del Seminario Internacional sobre Inclusión Social y Juventud en América Latina y el Caribe.